sábado, 16 de abril de 2016

La Empatía

Cuando hablamos de Empatía, es bastante común que usemos esta palabra para referirnos a compartir sentimientos con los otros o a una sintonía especial con los pensamientos de otra persona. Sin embargo, en la literatura, la empatía se entiende como la capacidad de la persona para dar respuesta a los demás teniendo en cuenta tanto los aspectos cognitivos (la persona necesita hacer una elaboración cognitiva que le ayuda a salir de sí misma pensando en el otro) como afectivos (capaz de sentir lo que el otro siente), y destacando la capacidad para diferenciar entre el propio yo y el de los demás.

La empatía es una de las habilidades interpersonales más importantes. Empatía significa “sentir dentro”. Tener empatía implica saber ponerse en el lugar del otro, entenderlo por más que pueda ser una persona muy diferente a nosotros.

En el proceso de empatía se encuentran los siguientes tres momentos que son necesarios y casi simultáneos:
- La percepción de la situación del otro, de su vivencia.
- La interiorización de su vivencia.
- La percepción de la vivencia ajena como propia.
La finalidad de este proceso es la comprensión, no el conocimiento del otro, de ser así, con solo percibir la situación del otro bastaría.

¿Por qué es importante la empatía? Pues porque toda relación social tiene que ver con ella. Es muy difícil, se podría decir que imposible, odiar a alguien si realmente lo entendemos. Todos somos humanos con las mismas emociones y motivaciones, el hecho es que nos han puesto en lugares y situaciones distintas.
Según Daniel Goleman, la empatía es la capacidad de entender y ponerse en el lugar del otro, y nos permite anticipar y solucionar conflictos interpersonales, tener una mayor influencia en los demás, lograr una mayor conexión emocional con las otras personas, ser más persuasivos, aumentar la probabilidad de que los demás confíen en nosotros, etc.

El problema es que suele resultar difícil ponerse en el lugar de otro, y es por eso que propongo la siguiente actividad:
En un papel, escribir los nombres de 2 o 3 personas que no te caigan bien y especificando por qué no te agradan. A continuación, tomas una por una a estas personas y tratas de ponerte en su lugar y de describir su propósito más alto buscando una intención positiva. Para ello va a ser necesario que salgas de tu lugar de crítica y te trates de analizar lo que esta persona hizo o hace pero sin juzgarlo. Y para terminar, hay que describir un comportamiento propio que sea parecido al comportamiento negativo de las personas que no te gustan. Para esto es recomendable dejar el orgullo de lado y observarse con capacidad de auto crítica. Basta con encontrar una situación o un contexto en el cual tengas este comportamiento negativo.

Practicar esto puede ayudarte a desarrollar la empatía, y si lo realizas con las personas que te encuentres y que no te agraden, va a ayudarte a ponerte en su lugar y partir de ahí para poder encontrar una solución, ya que esto no quiere decir que necesariamente vamos a entenderlo y a dejar las cosas como están.

Ponernos en el lugar del otro es el primer paso para no juzgarlo. Además, aquellas actitudes y comportamientos que no nos gustan de los demás pueden ser las mismas que en el fondo no nos gustan de nosotros mismos y que nos cuesta admitir. Tomar conciencia y aceptar esto requiere de mucho valor y auto-observación, pero nos da la posibilidad de crecer y de entender más a los demás, lo cual nos lleva a poder crear relaciones interpersonales más positivas y sanas.

Para finalizar me gustaría hacer una pequeña reflexión. Todo el mundo conoce el dicho “trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti. Pero, ¿es así como verdaderamente hay que tratar a la gente? ¿A vos te gusta lo mismo que al resto de las personas? Seguro que no, y por eso creo que es importante tener en cuenta que la clave de la empatía es tratar a los demás como les gustaría que les tratasen, no como te gustaría a vos. De no ser así, puede que les sigas tratando de una manera que no les gusta.


sábado, 9 de abril de 2016

Tipos de emociones

Creemos que es importante que sepamos identificar y conocer la clasificación de las emociones, y por ello, a continuación, vamos a seguir el ejemplo de Goleman (1996) y Bisquerra (2000) para clasificar las emociones como negativas, positivas, ambiguas o estéticas. 


Las principales Emociones Negativas de las cuales se derivan otras, vendrían a ser las siguientes: 
  • Ira: rabia, cólera, rencor, odio, furia, indignación, resentimiento, aversión, irritabilidad, hostilidad, violencia, enojo, celos, envidia… 
  • Ansiedad: Angustia, desesperación, inquietud, estrés, preocupación, anhelo, desazón, consternación, nerviosismo.
  • Miedo: Temor, horror, pánico, terror, pavor, desasosiego, susto, fobia, ansiedad, aprensión, inquietud, incertidumbre.
  • Vergüenza: culpabilidad, timidez, inseguridad, vergüenza ajena, bochorno, pudor, recato, rubor, perplejidad, remordimiento, humillación…
  • Tristeza: Depresión, frustración, decepción, aflicción, pena, dolor, pesar, desconsuelo, pesimismo, melancolía, autocompasión, soledad, desaliento, desgana, abatimiento, disgusto, preocupación, desesperación. 
  • Aversión: hostilidad, desprecio, antipatía, resentimiento, rechazo, recelo, asco, repugnancia, desdén, disgusto…

Por otro lado también están las Emociones Positivas: 


  • Alegría: entusiasmo, euforia, excitación, contento, deleite, diversión, placer, gratificación, satisfacción, alivio, regocijo, diversión… 
  • Humor: (provoca: sonrisa, risa, carcajada, hilaridad).
  • Amor: afecto, cariño, ternura, simpatía, empatía, aceptación, cordialidad, confianza, amabilidad, afinidad, respeto, adoración, gratitud… 
  • Felicidad: gozo, tranquilidad, paz interior, dicha, placidez, satisfacción, bienestar.

Las Emociones Ambiguas son sorpresa, esperanza y compasión mientras que las emociones estéticas son aquellas que se dan por las manifestaciones artísticas (literatura, pintura, música…).